miércoles, 1 de abril de 2020

Adicción al Cibersexo


Muy buenas compañeros ¿qué tal todo?


En esta entrada semanal como podéis comprobar en el título voy hablar de la adicción al cibersexo. He escogido este tema por que es uno a tratar en mi med-game y leyendo sobre el me ha parecido un tema muy interesante para compartir con vosotros. 

Por otro lado también he decidido escogerlo porque creo que es un tema muy tabú en nuestra sociedad y debido a este miedo a hablar del tema es un detonante a trastornos o adicciones como esta o a la pornografía. Me parece un tema muy curioso e interesante para compartir con mi clase debido a nuestro perfil profesional pues es uno de los temas a tratar con los que podemos trabajar y sobre todo hacer visible en adolescentes.

Uno de los factores facilitadores en el incremento del número de personas con este trastorno es el uso generalizado del ordenador por parte de casi toda la población. No cabe duda de que Internet está alterando nuestros patrones de comunicación social y de relaciones interpersonales, y esto está influyendo también en el ámbito de la sexualidad. Lo que no nos hace extrañar que el sexo sea el tema más frecuentemente buscado en Internet. 



Para entender la adicción al cibersexo primero tenemos que tener claro en qué consiste una adicción. El concepto de adicción tiene tres componentes básicos: 

1. Compulsividad: definida como la pérdida de la capacidad de elegir libremente si se detiene o se continúa una conducta. 
2. Mantenimiento de la conducta a pesar de sus consecuencias negativas: como por ejemplo pérdida de la salud en el caso de la adicción a las drogas, o del trabajo, pareja o libertad. 
3. Obsesión con la actividad: los pensamientos relacionados con la actividad son recurrentes varias veces al día. 

A continuación voy a hablar de las disposiciones sociales que pueden incitar e incrementar a una persona al consumo de cibersexo o pornografía a través de Internet. Voy ha hablar de esto principalmente porque son sectores donde nosotros, los educadores sociales podemos luchar y tener un gran papel en la extinción de ello.

-Coste o comodidad: Un dato que facilita el entendimiento de esto es por ejemplo; la adquisición de una revista o vídeo pornográfico puede oscilar entre 20 y 40 euros aproximadamente, mientras que por 20 euros es posible conectarse a Internet durante un mes con acceso ilimitado a miles de sitios sexuales y cientos de miles de imágenes sexuales.

-Accesibilidad: la variabilidad de los sitios a los que poder conectarse es muy amplia, lo que permite al sujeto adaptar los materiales a sus intereses sexuales personales. La facilidad con la que poder conectarse a estos sitios puede animar a que muchas personas que normalmente no realizarían determinadas conductas entren en Internet para explorar su curiosidad, lo que les lleva inicialmente a sentirse sorprendidos y posteriormente a sentirse estimulados por nuevos contextos sexuales.

-Anonimato: el anonimato que permite Internet puede proporcionar una gran sensación de control al usuario sobre el contenido, formas y naturaleza de la experiencia sexual online. Por ejemplo, a través de Internet una persona puede cambiar de pareja con gran rapidez sin la necesidad de dar ninguna explicación si la interacción no es de su agrado, se pueden ensayar conductas homosexuales o hacer tríos. Todo esto desde el contexto anónimo y seguro que ofrece el ciberespacio. El miedo a “ser pillado” desaparece.


Una de las mejores medidas preventivas viene desde la escuela, con una buena educación sexual, que actualmente sigue sin estar presente en las aulas, sobre todo en los colegios de ámbito religioso. Si una persona tiene una buena educación sexual, difícilmente el cibersexo le va a satisfacer plenamente y, por lo tanto, se reducen las posibilidades de adicción. Puede que acceda esporádicamente, pero otra cosa muy distinta es que su sexualidad se reduzca al cibersexo.

Por otra parte, una buena detección temprana. Son muy pocas las personas que acuden a consulta con este problema exclusivamente. La adicción al cibersexo suele acompañar a otras patologías.

No convertir el sexo en un tema tabú es otra pauta a tener en cuenta, a veces se tienen grandes dificultades en entablar este tipo de conversaciones con los más pequeños en las estructuras familiares, ocultándolas, evitándolas o convirtiéndolas en temas tabú, debido al miedo o vergüenza que estas pueden generar. Esto dificulta el desarrollo de una sexualidad sana e íntegra que permita un conocimiento adecuado sobre el organismo, las emociones, la efectividad o el placer. Es aquí donde la pornografía entra en juego, convirtiéndose en el educador de relaciones sexuales y generando este tipo de problemas. 


Muchas veces la adicción al cibersexo también puede venir de la no aceptación de la propia sexualidad, es importante transmitir aceptaciones, que lo importante es que sean ellos mismos, que no importa que inclinación sexual tengan.

Como educadores y educadoras sociales creo que especialmente aquí tenemos un gran y bonito trabajo pues creo que en la adicción al cibersexo hay mucho más detrás que un simple móvil o acceso a Internet. Como he dicho anteriormente en el último apartado una de las principales causas de esta adicción es una mala gestión de la educación sexual impartida o directamente nula. Con esta entrada quiero hacer una demanda y pedir a las mentes que leen esto que reflexionen y piense si de verdad han tenido una educación sexual sano a lo largo de su desarrollo como mujer o hombre. Y si es que no la han recibido piensen y aporten su granito de arena haciendo gran hincapié en lo necesaria que es para un desarrollo vital y una buena calidad de vida y más como profesionales de lo social y dar algo que nos hubiera gustado recibir en nuestra etapa de instituto.

¡¡¡Esto es todo chicxs!!!

Espero haberos hecho reflexionar y daros un pequeño empujón para agarrar este problema de raíz.


fuente: pixabay


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